Tras los cortes programados de agua anunciados para algunas comunas de Santiago, de inmediato saltó la alerta roja en el sector de energía. La posibilidad de racionamiento eléctrico también asoma e inquieta. ¿Qué se está haciendo para evitar dicho escenario? Por Marina Parisi, Revista Energía Santiago de Chile.- Según explica Eduardo Andrade, Secretario Ejecutivo de ACEN (Asociación Chilena de Comercializadores de Energía), en abril pasado el Ministerio de Energía convocó a una serie de entidades, incluido ACEN, a formar parte de un grupo de trabajo sobre Seguridad Eléctrica. “Ello con el fin de analizar estrategias para garantizar el abastecimiento de diésel a lo largo del país durante este año”. “La instancia también apunta a estudiar la implementación de mecanismos, para la gestión de la demanda energética. Considerando que el actual gobierno asumió hace poco, estimamos que esta convocatoria avanza en la dirección correcta”. Quien también mira con buenos ojos esta iniciativa, es Luis García Santander, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Concepción y Director Ejecutivo del Congreso Internacional Bío Bío Energía. “La creación del comité de Seguridad Eléctrica es una señal de que el tema es una preocupación para el gobierno”. “Esta comisión de trabajo busca evitar el racionamiento este año, vislumbrando lo que podría ocurrir en un escenario similar o peor el 2023”. Aún no llegamos al punto crítico Sin duda, la creación de esta instancia de trabajo es bienvenida. Pero, con una mega-sequía galopante que afecta al país desde 2007 y que hoy tiene a los embalses al límite (el 90% presenta déficit respecto del promedio histórico), ¿acaso no debería la autoridad aplicar el Decreto N°51? Cabe recordar que en junio del 2021 el gobierno de Sebastián Piñera emitió esta resolución, estableciendo que la Comisión Nacional de Energía (CNE) puede dictaminar racionamiento eléctrico, en caso de producirse o proyectarse déficit en la matriz. Ante la pregunta esbozada, García aclara que el decreto buscaba cubrir dos importantes aspectos. “Primero concientizar a la ciudadanía, tanto usuarios regulados (residenciales, comercio, Pymes) como clientes libres (grandes industrias, centros comerciales, universidades), que había un déficit energético. Si no se hacía un esfuerzo mancomunado por reducir el consumo o usar el recurso de modo más eficiente, era altamente probable los cortes programados de energía”. El otro aspecto al que apuntaba el Decreto N°51, detalla el experto, era prevenir al sector empresarial y de servicios, a objeto de que se preparan con tiempo para asegurar la continuidad de sus procesos productivos. “Esto mediante la instalación de servicios auxiliares de respaldo energético, tales como generadores, o bien, programando turnos de producción más eficientes”. “A la fecha no ha sido necesario aplicar este decreto, ya que el punto más crítico aún no se ha presentado”, asegura García. De igual forma, el académico plantea que, según las proyecciones, la demanda efectivamente algo se ha reducido y pareciera ser que los grandes consumidores han establecido estrategias para evitar el racionamiento. Cortes: alto impacto en la población Andrade, en tanto, piensa exactamente igual, aseverando que el Decreto N°51 determinó que el racionamiento eléctrico debe aplicarse cuando el sistema eléctrico se encuentra en condición de racionamiento en un día calendario. “Si en cualquier barra del sistema eléctrico los aportes de potencia no son suficientes para abastecer la demanda, en condiciones normales de calidad de servicio”. “Entendemos que el sistema eléctrico nacional no ha llegado a una condición crítica, razón por la cual no corresponde aplicar cortes programados que además resultan de alto impacto en la población”. En contraste, el vocero de ACEN pone énfasis en el uso de otras herramientas, como la gestión de la demanda. Administrar mejor el recurso A juicio de Andrade, existen otras medidas de corto plazo que pueden aliviar en forma significativa la situación en la que se encuentra nuestro actual sistema eléctrico, “muchas de las cuales se encuentran correctamente identificadas en el ya mencionado Decreto N°51”. “Entre éstas figuran la aceleración en la conexión de los proyectos; la optimización en la utilización de la energía embalsada y en el mantenimiento de unidades generadoras; además de otras estrategias impulsadas por el gobierno, como el retraso en la salida de servicio de unidades a carbón”. Campañas comunicacionales efectivas A todo lo anterior Andrade suma una intensa campaña comunicacional en los medios de comunicación, “anticipando a la ciudadanía con claridad que, si la situación hidrológica no cambia, podríamos vernos afectados por racionamientos eléctricos”. En ese sentido, García es más crítico, sentenciando que ha faltado difusión en los medios para advertir a la población sobre los reales efectos del problema, tanto en la televisión y radio, como en las redes sociales. “Hay que recordar que entre 2006 y 2007 Chile atravesó por una importante crisis energética, y gracias a la gran campaña que desplegaron los medios con mensajes directos a población, se logró reducir el consumo y con ello evitar los cortes eléctricos”. Incentivos para sistemas fotovoltaicos Otro aspecto de especial importancia para Andrade, es la necesidad de revisar el plan nacional de descarbonización. “Se deben incorporar a los estudios normalmente utilizados, ya no los promedios hidrológicos, sino solo las condiciones extremas. Sólo así se obtendrá el efecto de la salida de las centrales a carbón en el abastecimiento y en los costos de la energía”. Mientras que García además propone incentivos para la incorporación de sistemas fotovoltaicos en hogares a partir de baterías, además de incentivos para los sistemas de almacenamiento fotovoltaico. “Lo anterior permitiría guardar energía generada en las horas de mayor radiación, para luego utilizarla en horarios con mayor peak de demanda”. Ojalá todo este conjunto de tácticas prospere. A estas alturas nadie quiere desagradables interrupciones en sus actividades por falta de electricidad.